En el extremo más oriental de la isla el Adelantado Diego Velázquez fundó en 1511, bajo el nombre original de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa, la primera capital y primer obispado de la isla.
No está en la ruta de nadie, por eso, es preciso hacer un viaje exclusivo hasta ella y descubrir que después de subir grandes montañas, Baracoa está al nivel del mar, tiene una exuberancia irrepetible, la belleza de una urbe rodeada de montañas, ríos, abundante vegetación y el carácter afable de sus pobladores. Atesora La Cruz de Parra, una de las 29 que el descubridor Cristóbal Colón dejó a su paso por América, más una de las maravillas de la arquitectura del país (El Viaducto La Farola) y las "tres mentiras" que, una vez en el lugar, podrá Ud. mismo descubrir.
En Baracoa se disfruta una gastronomía muy peculiar a base de plantas, con platos como el Bacán, especie de tamal de plátano verde, el ajiaco y los pescados y mariscos cocidos con leche de coco. Además el Cucurucho con dulce de coco y piña, así como el famoso chocolate elaborado con el cacao de la región.
La transparencia del cristal caracteriza tanto a sus ríos como a todo el litoral marítimo baracoense, aptos para la práctica de deportes acuáticos, pesca, fotografía y paseos. Posee además parques naturales, 56 sitios arqueológicos y un alto nivel de endemismo en flora y fauna.
Para disfrutar de este privilegiado lugar recomendamos estancias de más de cuatro días ya que, resumiendo sin dudas ni exageraciones: Baracoa es el paraíso de Cuba.